No. No nos referimos a Blanquiceleste. Aunque no estaría nada mal. La pregunta tiene que ver con los jugadores que se irían, con los que vendrían, con los que se quedarían. Siempre hablando en potencial, ya que sabemos que quienes administran a Racing nos tienen reservadas las más insólitas sorpresas y las decisiones más desagradables.
En la última fecha, Racing le ganó a Colón con un equipo mezcla de inferiores (García, Mercado, Yacob, Sánchez, Menghi, Fileppi) con refuerzos de los buenos (Navarro y Cáceres), de los que no demostraron nada (Navia) y los ya clásicos Sava y Romagnoli. Si bien la actuación no superó la palidez habitual, son muchos los que vieron el camino a seguir en la entrega de los juveniles, liderados por el Colorado. Luego llegó la confirmación de Miguel Micó como entrenador, lo que le daría un espaldarazo a este esquema inferiores+jugadores indentificados.
Fuera quedarían Pellerano, Cabrera (de lamentable paso por la institución, tanto en el plano futbolístico como actitudinal), Claudio López (en la medianía del rendimiento), Avalos, Salcedo, Estévez, Chatruc, Arrieta. Esa sería la limpieza más lógica. Jugadores que restaron más de lo que sumaron, a los que poco les importó la situación delicada en la que se encuentra Racing de cara a la tabla de promedios. El caso más paradigmático es el del cada días más impresentable Chanchi, que en lugar de ir arrodillado a Luján a agradecer que algún club le dio asilo futbolístico, dejó al equipo con un jugador menos por pelearse con un ¡camillero!
Planteado el tema de la limpieza, se torna necesario hurgar en la actualidad de un plantel con escasa experiencia y abundancia de falencias. Los chicos juegan, corren, ponen... ¿tienen jerarquía? ¿aguantan la presión de pelear por el descenso? Micó lo ha dejado en claro: aunque viene de coordinar las Inferiores quiere refuerzos. Que tengan carácter y jueguen sin importar qué camiseta tengan.
Habría que separar los tantos: Yacob tiene jerarquía, lo ha demostrado. Pero tiene un pie afuera porque la empresa quiere plata. Mercado tiene condiciones, pero no las ha demostrado. Sánchez puede ser titular. Menghi tiene un problemita: se considera mucho más de lo que es. Fileppi tuvo muchas chances, es un mediocre volante izquierdo. Y García es decididamente malo.
¿Con ésto qué? Con esto queda claro que los que fracasaron deben irse, que Navarro, Cáceres (de quien se rumorea volvería a Cerro Porteño por falta de pago), Bastía, Romagnoli y Sava deben ser la cara del equipo; que tienen que venir 4 refuerzos para ponerse la titular y salir a la cancha y recién ahí entran a tallar los pibes. Sólo dos o tres están preparados. Al resto les falta, y a algunos directamente no les alcanza.
martes, 18 de diciembre de 2007
viernes, 14 de diciembre de 2007
Declaración de principios
Nuestra pasión es Racing. Es de lo que hablamos durante gran parte del día, lo que buscamos en los diarios, en la tele, en Internet. Lo sufrimos en la cancha, lo padecemos durante la semana en cualquier ámbito de nuestra vida. Necesitamos sacarlo, compartirlo. Nos buscamos entre nosotros para hacer catarsis. Siempre fue difícil ser hincha de Racing. Hoy es casi insoportable.
Resulta redundante enumerar los motivos. Pero nos duele. Duele nuestra situación deportiva, esa nueva sensación de bienestar (efímera, claro) que nos invade cada vez que pierden Newell's, Central, los sanjuaninos... Nos hemos achicado y acostumbrado a cosas que, de tanto repetirse, nos suenan como normales. Algo así como el sonido de una bomba para un afgano, las miserias se suceden y nos pasan por el costado generando una resignación cada vez más pasiva y una bronca cada vez más grande.
Es, sin dudas, uno de los momentos históricos más tristes. Sin conducción, con un gerenciador manejado por un grupo de empresarios. Sin un plantel de jerarquía, acuciado por deudas y con escasa identificación por los colores. Con un futuro incierto, ya que cada valor que asoma presenta el cartel de venta (por el valor que fuera). Con una hinchada que oscila entre el "que se vayan todos" y el silencio ante dos resultados positivos. Buscamos entonces un espacio para el análisis, en el que no necesariamente habrá que ponerse del bando del panfleto ni del de la revistita oficialosa.
-No soportamos a Blanquiceleste.
-No soportamos a De Tomaso (de quien ya nos encargaremos en un repaso de su ¿gestión?).
-No comulgamos con la gran mayoría de grupos formados por esa raza de "opositores por mera oposición" que critican hasta un golazo contra Independiente en el último minuto.
-No somos hincha de la hinchada. Y menos de esta hinchada actual, carente de creatividad, apagada, que espera el momento de un gol rival para cargar contra la dirigencia y contra quien se ponga enfrente. Y que minutos después, ante un resultado favorable...
-Queremos, ni más ni menos, que a Racing le vaya bien. Nos gustaría que volviera a ser un club normal, sin empresa de por medio. Pero la frase "Racing es de la gente" no nos simpatiza demasiado. Racing es de la gente, es nuestro, eso está claro. No olvidemos que somos los mismos que lo dejamos llegar a esta situación. Los mismos que votamos a Destéfano, a Otero, que fuimos a exorcisar la cancha con Lalín y aplaudimos a Jhon Galliquio en Santa Fe a los 10 minutos de juego. Los mismos que silbamos a Sava. Los mismos que nos íbamos a Jápón con Ardiles. Que decimos que "Costas es lo más grande del fútbol nacional", entre otros tantos errores. Racing es de la gente. Pero ojalá sea gobernado por directivos que no concuerden con el hincha de Racing promedio. Que sean sensatos, buenos administradores y que no busquen negocios sino la gloria.
Resulta redundante enumerar los motivos. Pero nos duele. Duele nuestra situación deportiva, esa nueva sensación de bienestar (efímera, claro) que nos invade cada vez que pierden Newell's, Central, los sanjuaninos... Nos hemos achicado y acostumbrado a cosas que, de tanto repetirse, nos suenan como normales. Algo así como el sonido de una bomba para un afgano, las miserias se suceden y nos pasan por el costado generando una resignación cada vez más pasiva y una bronca cada vez más grande.
Es, sin dudas, uno de los momentos históricos más tristes. Sin conducción, con un gerenciador manejado por un grupo de empresarios. Sin un plantel de jerarquía, acuciado por deudas y con escasa identificación por los colores. Con un futuro incierto, ya que cada valor que asoma presenta el cartel de venta (por el valor que fuera). Con una hinchada que oscila entre el "que se vayan todos" y el silencio ante dos resultados positivos. Buscamos entonces un espacio para el análisis, en el que no necesariamente habrá que ponerse del bando del panfleto ni del de la revistita oficialosa.
-No soportamos a Blanquiceleste.
-No soportamos a De Tomaso (de quien ya nos encargaremos en un repaso de su ¿gestión?).
-No comulgamos con la gran mayoría de grupos formados por esa raza de "opositores por mera oposición" que critican hasta un golazo contra Independiente en el último minuto.
-No somos hincha de la hinchada. Y menos de esta hinchada actual, carente de creatividad, apagada, que espera el momento de un gol rival para cargar contra la dirigencia y contra quien se ponga enfrente. Y que minutos después, ante un resultado favorable...
-Queremos, ni más ni menos, que a Racing le vaya bien. Nos gustaría que volviera a ser un club normal, sin empresa de por medio. Pero la frase "Racing es de la gente" no nos simpatiza demasiado. Racing es de la gente, es nuestro, eso está claro. No olvidemos que somos los mismos que lo dejamos llegar a esta situación. Los mismos que votamos a Destéfano, a Otero, que fuimos a exorcisar la cancha con Lalín y aplaudimos a Jhon Galliquio en Santa Fe a los 10 minutos de juego. Los mismos que silbamos a Sava. Los mismos que nos íbamos a Jápón con Ardiles. Que decimos que "Costas es lo más grande del fútbol nacional", entre otros tantos errores. Racing es de la gente. Pero ojalá sea gobernado por directivos que no concuerden con el hincha de Racing promedio. Que sean sensatos, buenos administradores y que no busquen negocios sino la gloria.
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