Ni bien asumió Miguel Angel Micó imaginó, junto a su cuerpo técnico, un Racing joven y combativo, con mucho orden táctico, garra y voracidad a la hora de recuperar la pelota. Ya vislumbraba que la anemia del plantel iba a estar en la generación de fútbol. Hace un mes, Micó también imaginó que Maxi Moralez, uno de sus pollos en las inferiores, estaba sin jugar en Rusia y con intenciones de pegar la vuelta. El fracaso en el resto de los refuerzos que solicitó (Mariano Donda, Mario Bolatti, Ignacio Piatti, Adrían González, Germán Rivarola, Tomás Costa) hizo que el pedido a Fernando De Tomaso se hiciera cada vez más insistente.
Lo demás es historia conocida: Olé habló hace una semana con Maxi vía chat, éste confirmó sus ganas de volver a jugar en el Cilindro, y a De Tomaso lo depertaron entre todos para que activara las negociaciones y asì poder concretar el deseo del propio jugador, del técnico y de los hinchas. La negociación no fue fácil en principio. Los dirigentes de FC Moscú, que en junio pagaron más de 7 millones de dólares por el volante, pidieron de más de 1 millón por el préstamo de 1 año. Inalcanzable para la austeridad con la que se maneja BC, y aún más teniendo en cuenta que Romagnoli, hace pocos días, se había marchado a México por la irrisoria suma de ¡15 mil dólares!
Sin inversores externos, el pase estaba casi caído. La búsqueda de De Tomaso -ineficiente como siempre- por conseguirlos no dio los resultados esperados. Pero esta semana la ayuda llegó desde un allegado al actual Gobierno Nacional que se interesó en el caso. Aparentemente, la vuelta del “Enano” se habría reflotado por dos causas: la aparición del dinero, y el torneo olímpico de la Selección Sub 23 del “Checho” Batista. La chance de que Maxi dispute el torneo de Pekín seduce muchísimo a los rusos, ya que verían con buenos ojos que el pibe se revalorice luego de una temporada con pocos partidos y plagada de problemas de adaptación. Es más, en estos días podría llegar la convocatoria para el amistoso ante Guatemala, debido a la lesión de José Sosa.
Los números están claros. La operación se concretaría en 1.200.000 dólares en total, los cuales estarían destinados a cubrir el préstamo y el contrato del jugador. Hasta hoy se negocia la posibilidad de incluir una opción de compra.
Mientras tanto, Moralez está en permanente contacto con algunos amigos del plantel (Gonzalo García, Claudio Yacob, Matías Sánchez) y especialmente con Micó, con quien habla casi todos los días. Sin lugar en su equipo, ya que a su nuevo DT le gustan los grandotes, Maxi se desvive por volver. Sabe que en Racing tendrá continuidad asegurada y que el puesto como volante por derecha es suyo. Aunque Ramón Díaz lo pidió para San Lorenzo (en las últimas horas corrió fuerte el rumor), y que el Atlético Mineiro pidió condiciones, él se encarga de aclarar que sólo sueña en celeste y blanco. Tanto por Racing como por la Selección. Si todo va bien, antes del próximo lunes puede haber novedades positivas. Desde IMG, la empresa que lo representa, han tenido contactos en las últimas horas para deshechar las versiones que lo alojan en otro club y asegurar que sólo restan detalles.
jueves, 31 de enero de 2008
Dos Macanas
El diario Olé publicó hoy una nota realizada a dos de los campeones del Apertura 2001: Maximiliano Estévez y José Chatruc. En tono jocoso, recordaron anécdotas, contaron su convivencia actual en la concentración y dejaron algunos deseos para el futuro.
Hicieron reír, es cierto. Pero más risa causaron cuando hablaron en serio.
-"Podemos volver a la primera plana como antes" (Estévez).
-"Lo que no me gusta es cuando van a una práctica a insultar" (Estévez).
-"Se habla mucho de los juveniles, de hacerles mimos, pero los que tenemos experiencia también necesitamos que nos den mimos porque eso te da mucha confianza" (Estévez).
-"Yo quiero volver a ser titular indiscutido y Maxi, el goleador que supo ser. La moral y la confianza la conservo" (Chatruc).
-"Esperemos que capten la sintonía de lo que es Racing y lo que representan jugadores de jerarquía como José, el Colorado o yo, para que vayan tomando cosas nuestras" (Estévez).
Supieron ser piezas clave en el andamiaje del Racing campeón. Maxi con sus goles y José con su dinámica y llegada. Hoy por hoy son un ejemplo más de la pobreza con la que Blanquiceleste encara el armado de sus planteles. Estévez, con un pobre paso por el fútbol de ¡Puerto Rico! y un fugaz período en el Antofagasta chileno, fue un berretin más de Costas. "Le hace bien al grupo", decía en aquel entonces. Gustavo, evidentemente nublado, lo incluyó en varios partidos como volante por derecha. ¿La razón? Entraba Estévez y Racing ganaba. Cosas de los que creen más en las brujas que en las capacidades... Su torneo terminó en la fecha 18, frente a Huracán, explusado, peleando con un camillero, en una imagen burda propia del carácter de un muchacho más conocido por sus inquietudes histriónicas que por su trayectoria.
Chatruc llegó de Banfield luego de un paso "normalito", también catalogado como "muchacho formador de grupos". Aún no jugó. Difícilmente lo haga. Salvo que, por contar con un plantel muy corto, Miguel Micó deba incluirlo de urgencia.
Merecen nuestro respeto, nuestra gratitud por lo que alguna vez lograron. Pero no esta clase de pensión o seguro de retiro que están teniendo. Es triste ver cómo nos convertimos en un club que se arma con lástima y retazos. Como en toda situación semi inverosímil, hay una explicación. Los Hermanos Macana son Dos Macanas más de la empresa. Se dice que no pueden ser excluidos del plantel ni negociados. Es más, Chatruc tiene contrato por dos años. Sus sueldos no son pequeños. Al menos no tanto como sus aportes.
Hicieron reír, es cierto. Pero más risa causaron cuando hablaron en serio.
-"Podemos volver a la primera plana como antes" (Estévez).
-"Lo que no me gusta es cuando van a una práctica a insultar" (Estévez).
-"Se habla mucho de los juveniles, de hacerles mimos, pero los que tenemos experiencia también necesitamos que nos den mimos porque eso te da mucha confianza" (Estévez).
-"Yo quiero volver a ser titular indiscutido y Maxi, el goleador que supo ser. La moral y la confianza la conservo" (Chatruc).
-"Esperemos que capten la sintonía de lo que es Racing y lo que representan jugadores de jerarquía como José, el Colorado o yo, para que vayan tomando cosas nuestras" (Estévez).
Supieron ser piezas clave en el andamiaje del Racing campeón. Maxi con sus goles y José con su dinámica y llegada. Hoy por hoy son un ejemplo más de la pobreza con la que Blanquiceleste encara el armado de sus planteles. Estévez, con un pobre paso por el fútbol de ¡Puerto Rico! y un fugaz período en el Antofagasta chileno, fue un berretin más de Costas. "Le hace bien al grupo", decía en aquel entonces. Gustavo, evidentemente nublado, lo incluyó en varios partidos como volante por derecha. ¿La razón? Entraba Estévez y Racing ganaba. Cosas de los que creen más en las brujas que en las capacidades... Su torneo terminó en la fecha 18, frente a Huracán, explusado, peleando con un camillero, en una imagen burda propia del carácter de un muchacho más conocido por sus inquietudes histriónicas que por su trayectoria.
Chatruc llegó de Banfield luego de un paso "normalito", también catalogado como "muchacho formador de grupos". Aún no jugó. Difícilmente lo haga. Salvo que, por contar con un plantel muy corto, Miguel Micó deba incluirlo de urgencia.
Merecen nuestro respeto, nuestra gratitud por lo que alguna vez lograron. Pero no esta clase de pensión o seguro de retiro que están teniendo. Es triste ver cómo nos convertimos en un club que se arma con lástima y retazos. Como en toda situación semi inverosímil, hay una explicación. Los Hermanos Macana son Dos Macanas más de la empresa. Se dice que no pueden ser excluidos del plantel ni negociados. Es más, Chatruc tiene contrato por dos años. Sus sueldos no son pequeños. Al menos no tanto como sus aportes.
martes, 29 de enero de 2008
Desesperado espero
Finalizó la pretemporada. Que, a pesar de durar solamente quince días, parece haber arrancado hace más de un año. Interminable por varias razones, la mayoría de ellas vinculadas al sopor que genera una dirigencia cada día más ineficiente, la estadía en Salta estuvo repleta de incidentes.
No por conocidos dejaremos de repasarlos: la amenaza del plantel de no viajar, la ida de siete jugadores cuando Miguel Micó pidió como prioridad que le mantuvieran el material y la desprolija salida de Martín Romagnoli fueron las muestras más claras de un barco a la deriva.
Racing estuvo permanentemente en el centro de la escena deportiva durante todo enero. Caminó por la cornisa del ridículo. Y todavía no salió.
Ante un escenario que se presenta colmado de urgencias, la política dirigencial prioriza los negocios por sobre las necesidades deportivas. Y allí radica la lógica sobre la cual se mueven este tipo de emprendimientos empresariales. No hay tiempo para esperar. Si Matías Sánchez puede ser vendido hoy por 1.500.000 dólares se lo vende. Aunque dentro de un año pueda valer el triple. No hay tiempo. El jugo está ahora y hay que sacarlo. ¿Racing? Se arregla con alambre.
Como decíamos, se fueron siete jugadores. Ninguno descollante. Es sabido que en Racing los Lisandros, Bergessios o Maxis quedaron atrás. Pero completaban un plantel joven y, en algunos casos, (Romagnoli, Claudio López) podrían tener un lugar en el equipo titular. Tal vez el problema no sea quiénes se fueron. Tal vez el tema sea que, a cambio, llegaron dos jugadores (Diego Manicero y Roberto Bonet) con escasa trascendencia y poca competencia reciente.
Hoy por hoy, las ilusiones están puestas en el regreso de Maximiliano Moralez. Y bien que hacen esas ilusiones, porque sin un jugador como el Enano el fútbol de Racing es Zero (menos que light). Es evidente el compromiso de los futbolistas, quienes demostraron tener las ganas de sacar esto adelante. También lo es el trabajo del cuerpo técnico: se vislumbra un mayor orden y más prolijidad a la hora de jugar. Pero el desequilibrio que puede dar un jugador ofensivo es algo que no se logra ni con todo el trabajo del mundo. Se lo tiene o no se lo tiene. En ese contexto, la llegada de Maxi se torna urgente. Con él, Racing tendría la cuota de imaginación y repentización necesaria. Sin él se limita a los pelotazos y presenta a la garra como su único valor a la hora de ir hacia adelante.
La base con la que cuenta Micó no es despreciable: Hilario Navarro demostró su jerarquía y sigue creciendo. Marcos Cáceres tiene pasta de central, se afirmó y es clave en una defensa joven. Claudio Yacob cuenta con presencia y fúbol. Y Facundo Sava es líder, además de generar mucho respeto en las defensas contrarias. Moralez es un jugador distinto, capaz de ganar partidos por sí solo y seguramente potenciaría a Navia, a Fileppi...
Luego restaría trabajar mucho con los laterales. Y limitar sus responsabilidades. Diego Menghi y Gonzalo García (sobre todo este último) son oscuros futbolistas. Deberían dedicarse sólo a defender, de la mejor manera posible. La recuperación de Franco Sosa es importante en ese sentido y la llegada de un recambio en el sector también.
Falta poco para el 9 de febrero. Racing debe sacar al menos entre 25 y 28 puntos para zafar raspando. Por el pobre nivel del fútbol local no es un objetivo inalcanzable. Siempre y cuando se entienda que los jugadores deben preocuparse sólo por entrenar, los entrenadores por dirigir y los hinchas por alentar. Podremos ocuparnos de lo nuestro recién cuando logremos liberar nuestras manos, ocupadas en cortar clavos.
No por conocidos dejaremos de repasarlos: la amenaza del plantel de no viajar, la ida de siete jugadores cuando Miguel Micó pidió como prioridad que le mantuvieran el material y la desprolija salida de Martín Romagnoli fueron las muestras más claras de un barco a la deriva.
Racing estuvo permanentemente en el centro de la escena deportiva durante todo enero. Caminó por la cornisa del ridículo. Y todavía no salió.
Ante un escenario que se presenta colmado de urgencias, la política dirigencial prioriza los negocios por sobre las necesidades deportivas. Y allí radica la lógica sobre la cual se mueven este tipo de emprendimientos empresariales. No hay tiempo para esperar. Si Matías Sánchez puede ser vendido hoy por 1.500.000 dólares se lo vende. Aunque dentro de un año pueda valer el triple. No hay tiempo. El jugo está ahora y hay que sacarlo. ¿Racing? Se arregla con alambre.
Como decíamos, se fueron siete jugadores. Ninguno descollante. Es sabido que en Racing los Lisandros, Bergessios o Maxis quedaron atrás. Pero completaban un plantel joven y, en algunos casos, (Romagnoli, Claudio López) podrían tener un lugar en el equipo titular. Tal vez el problema no sea quiénes se fueron. Tal vez el tema sea que, a cambio, llegaron dos jugadores (Diego Manicero y Roberto Bonet) con escasa trascendencia y poca competencia reciente.
Hoy por hoy, las ilusiones están puestas en el regreso de Maximiliano Moralez. Y bien que hacen esas ilusiones, porque sin un jugador como el Enano el fútbol de Racing es Zero (menos que light). Es evidente el compromiso de los futbolistas, quienes demostraron tener las ganas de sacar esto adelante. También lo es el trabajo del cuerpo técnico: se vislumbra un mayor orden y más prolijidad a la hora de jugar. Pero el desequilibrio que puede dar un jugador ofensivo es algo que no se logra ni con todo el trabajo del mundo. Se lo tiene o no se lo tiene. En ese contexto, la llegada de Maxi se torna urgente. Con él, Racing tendría la cuota de imaginación y repentización necesaria. Sin él se limita a los pelotazos y presenta a la garra como su único valor a la hora de ir hacia adelante.
La base con la que cuenta Micó no es despreciable: Hilario Navarro demostró su jerarquía y sigue creciendo. Marcos Cáceres tiene pasta de central, se afirmó y es clave en una defensa joven. Claudio Yacob cuenta con presencia y fúbol. Y Facundo Sava es líder, además de generar mucho respeto en las defensas contrarias. Moralez es un jugador distinto, capaz de ganar partidos por sí solo y seguramente potenciaría a Navia, a Fileppi...
Luego restaría trabajar mucho con los laterales. Y limitar sus responsabilidades. Diego Menghi y Gonzalo García (sobre todo este último) son oscuros futbolistas. Deberían dedicarse sólo a defender, de la mejor manera posible. La recuperación de Franco Sosa es importante en ese sentido y la llegada de un recambio en el sector también.
Falta poco para el 9 de febrero. Racing debe sacar al menos entre 25 y 28 puntos para zafar raspando. Por el pobre nivel del fútbol local no es un objetivo inalcanzable. Siempre y cuando se entienda que los jugadores deben preocuparse sólo por entrenar, los entrenadores por dirigir y los hinchas por alentar. Podremos ocuparnos de lo nuestro recién cuando logremos liberar nuestras manos, ocupadas en cortar clavos.
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