
Pero no hay que caer en el facilismo de la puteada. Este es un equipo joven, en el que la mayoría de los jugadores no tienen 50 partidos en primera. Aunque Menghi cometa errores imperdonables. Aunque Navia pierda goles imposibles. Aunque Maxi y Sava jueguen separados del resto. Aunque los “aunque” puedan seguir durante horas.
Putear sería un golpe durísimo para este grupo de chicos. Está bien que la mayoría de los reproches se dirigirán a los de mayor trayectoria, pero la presión para los pibes será insostenible. Suficiente tienen con la inoperancia de Blanquiceleste por un lado; y con el promedio por el otro.
Esto es lo que hay. Nada más, y bastante menos también. A pesar de que el hartazgo de pelearla siempre desde abajo ya sea una triste rutina. Pase lo que pase, hay que apoyar. Insultar a De Tomaso solamente cuando llega el gol contrario no tiene sentido. Si perdemos la paciencia, Racing va a encontrar más problemas. El sábado se juega otra final, y ya no queda mucho margen para más complicaciones.