sábado, 16 de febrero de 2008

Pendiendo de un hilo

Así, pendiendo de un hilo. Tanto en la tabla como en el juego, Racing no soporta ni la más mínima adversidad. Con un promedio endeble, con un equipo necesitado de diván. En una situación que no admite muchos errores más.

¿Cómo explicar que, en líneas generales, el funcionamiento del equipo mejoró pero el resultado arrojó una derrota dolorosa? Mejor dicho ¿a quién le importa? La de ayer fue una historia que, por repetida, no deja de doler. Y cada día más.

Difícil hablar del partido. Hacerlo es remover disgustos y rememorar momentos agrios. Parece que fuera inútil ilusionarse aún estando un gol arriba. Porque se sabe que, en cualquier momento, algún alma caritativa le da una mano al rival. Ayer fueron dos, y bien marcadas. O quizás tres, sumando a Miguel Micó, quien confió en ellos y los puso en cancha. ¿Quiénes son "ellos"? Diego Menghi (una vez más y van...) y Reinaldo Navia.

Cuando Racing se puso 1-0 sobre un rival con escasas ideas y similares limitaciones, el Chileno tuvo una chance clara de marcar en, tal vez, su primer tiro al arco como jugador de Racing. Ingresando al área después de una buena jugada asociada, perfilado como zurdo, casi la tira al lateral. También Roberto Bonet desperdició una clara oportunidad.

Pero los rivales, por lo general, no perdonan. A la primera que tuvo, Banfield empató. Cabezazo de Darío Cvitanich. Otra vez Claudio Yacob (como con Páez ante Olimpo) era el encargado de marcarlo...

Llegaría la segunda mitad y otra ocasión desperdiciada por Navia: solo, en el punto del penal tras un gran centro de Bonet, cabeceó como principiante. Dos claras, las dos afuera. Pidió paciencia y la gente respondió con su apoyo en las primeras intervenciones. Pero en el Florencio Sola se quedó sin crédito. Como también se quedó sin crédito Menghi (en realidad no entendemos de dónde sacó las garantías para conseguir uno). Pelotazo frontal, de esos que mueren en las manos del arquero y él, en lugar de cubrir la pelota, prefirió tomar a Cvitanich. Penal y muerte anunciada.

El resto es anéctoda. Se sabe que, desde hace meses, Racing es un equipo sin resto anímico. Algunos cambios para intentar a los ponchazos, pelotazos a Sava, arranques de un Moralez que todavía no muestra su mejor condición física... y no mucho más. Un equipo que pelea el descenso no puede darse el lujo de equivocarse en las áreas. La Academia lo hace a menudo y, por lo general, juega con dos jugadores menos. El sábado hay una final. Esperemos que Micó ponga un equipo de 11...

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