Aquellas asistencias a Sava y Pellerano en la cancha de Olimpo, el pasado 5 de agosto, fueron lo último que Maximiliano Moralez hizo con la camiseta de Racing. Días después, el Balón de Plata en el Mundial Sub 20, se despedida raudamente, dejando abierta la polémica. Irresponsable, ambicioso, desagradecido. Se lo ha llegado a tildar hasta de traidor. Adjetivos que rozan lo insólito. Pero que muestran, además, un profundo desconocimiento sobre la realidad futbolística actual. Y más aún de la de Racing, microclima si los hay.
Después de 53 partidos y 8 goles con la celeste y blanca, Maxi había alcanzado el status de estrella de equipo grande. Más aún luego de su descollante actuación en el seleccionado juvenil. Su salario (cuando lo cobraba) no se correspondía con su nivel. Alrededor de 10 mil pesos mensuales recibía el autor de casi todas las jugadas de riesgo de Racing. ¿Qué ofertaron los rusos? Casi 300 mil pesos por mes. Es decir, 30 veces más.
¿Alguien espera que en el fútbol actual un futbolista rechazara semejante oferta? Si a alguien le cabía la responsabilidad en la ida de Maxi era a De Tomaso. Los clubes grandes, con las joyitas, realizan acuerdos de aumentos graduales y, para retenerlos, intentan compensar el dinero que se pierden en supuestas transferencias. A Racing Moralez le duró sólo un torneo como titular y protagonista.
Seis meses después, debieron salir a buscarlo desesperadamente. Había un incendio enorme por apagar. Y, aunque el bombero está a punto de cumplir la mayoría de edad, tal vez sea demasiado el peso que se le pone sobre sus espaldas, en un momento crítico y con la gente en estado de ebullición.
De todos modos, estamos hablando de un verdadero atorrante, de los que todavía juegan y arrancan aplausos. Después de Lisandro López, sólo el Enano hizo levantar a la gente cada vez que tocó la pelota. Probablemente sea de los pocos capaces de soportar la creciente presión.
Sólo un torneo después, está de nuevo. Lo extrañamos mucho. Para nosotros está muy lejos de ser un traidor. Traidores son los que vaciaron y aún continúan vaciando al club. Maxi es sólo un pibe. Que quiere salvarse (como todos) y que quiere jugar. Y que, gracias a Dios, quiere jugar para nosotros. ¡Qué ganas de aplaudirte que tenemos!
jueves, 7 de febrero de 2008
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