
Y en Buenos Aires, Micó ya tiene los brazos abiertos. No hay quien se los cierre. Su idea de contar con Moralez (quimérica dos semanas atrás) le dio resultado. Así que desde hace unos días anda con los brazos separados del cuerpo. Y con una idea en la cabeza: ¿lo pongo desde el arranque? ¿lo mando al banco? En las últimas horas esas posibilidades tomaron más fuerza. A no extrañarse, querido racinguista... Si llega el transfer, capaz que hasta juega y todo.
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